El mar

Llegó a mi gabinete buscando explicación a la ansiedad y al temblor que sufría por las noches y entre otras cosas para saber qué había sido en su vida anterior.
Recuerdo que hizo varias preguntas antes de enfocarse en la que más le intrigaba: su otra vida. Comparto con ustedes fragmentos de esa conversación:
- Veo la imagen de alguien volando como si fuera un pájaro y por otro lado veo una persona que se zambulle en el agua dejando una estela de burbujas detrás de sí.  Los Maestros no me responden qué fuiste en otra vida, pero me muestran dos imágenes que, en esta vida, te pueden gustar mucho o bien desagradar por completo. ¿Te gusta volar?, ¿y nadar?
- Sí, volar me gusta; nunca lo hice pero me gusta mucho. El agua no me gusta para nada -hace una pausa y comienza a llorar, se le quiebra la voz-. Muchas veces he soñado que vuelo en un avión y tengo que rescatar a una persona...

Y me llegaron las imágenes: vi un soldado tirarse desde un avión de guerra. Abajo, mar abierto. Lo vi caer, sentí la desesperación al ver que el paracaídas no se abría, lo vi zambullirse en el mar y la estela de burbujas lo llenó todo.  

- Siento que caigo y... el agua... -ahora siento eso, antes no lo había sentido nunca. ¿Qué significa esto que me pasa?

Le acerco un vaso con agua.

- Tomá un poco, te va a hacer bien. Vamos por partes. Me preguntaste qué habías sido en otra vida y a mi me mostraron dos imágenes. Una te gusta y la otra no; ahora lo entiendo. Te lo voy a explicar...
- ¿Pero me ahogué...?
- Me gusta que lo hayas dicho vos, estás armando el rompecabezas vos solo. En otra vida fuiste soldado, paracaidista, pero el paracaídas no se abrió y caíste al mar. Te ahogaste, por eso no te gusta mucho el agua.
 - Entiendo.

Cuando una persona muere el alma reencarna nuevamente, pero a veces no lo hace en forma completa y una parte del alma queda atrapada en la vida anterior; en esa vida que no se recuerda, pero a la que se sigue conectado a través de sucesos que nos ocurren sin que podamos explicar su causa, como algunas fobias, sueños recurrentes, sensaciones, molestias, que nos remiten a esa vida en la que ocurrieron.

- Entonces, ¿puede ser que la ansiedad y el temblor que tiene en la noche sea un recuerdo de los últimos momentos de la otra vida en que no pudo abrir el paracaídas? -preguntó la novia que estaba junto al consultante.
- Es probable, pero eso va a decirlo el tiempo. Yo puedo contarte esta historia y quizás la persona no comprenda bien qué pasó o cómo fue en verdad la secuencia de hechos, ni las imágenes verdaderas, pero el alma ya vio esa película y reconoce como propio ese pedacito de alma que había quedado en otra vida; y lo incorpora volviendo a formar una unidad. 

En la mayoría de los casos, esto resuelve algunos problemas, como si se hubiera desatado un nudo.  

Hasta el día de hoy, mi consultante no volvió a tener ese sueño recurrente y se le fueron los temblores nocturnos. 

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